Desde mediados del siglo XX se comenzó a buscar formas más económicas y eficientes de adaptarse al entorno y al clima, con la finalidad de conseguir una temperatura de confort ideal. En poco tiempo se diseñaron múltiples sistemas constructivos como la fachada ventilada que permitían esta mejora reduciendo los puentes térmicos y las condensaciones, pero estos sistemas eran por cuestiones económicas y constructivas difíciles de adaptar a la mayoría de las edificaciones antiguas.
Ante este problema se ideó el acabado SATE (sistema de aislamiento térmico por el exterior), el cual consiste en la colocación de un revestimiento aislante prefabricado adherido al muro de fachada por el exterior, con una fijación mixta (adhesivo y anclaje mecánico). Esta solución resuelve la mayoría de los problemas energéticos y de confort, pero sin embargo tiene unas limitaciones estéticas muy evidentes puesto que tiene un acabado muy homogéneo y con pocas variantes decorativas, ya que solo permite variar la textura o el color.
Cuando hablamos de rehabilitación, tenemos dos opciones: devolver al edificio su apariencia original o cambiar totalmente la fachada. En los últimos años se han desarrollado diferentes tipos de SATE que permiten diferentes acabados, mejorando notablemente la apariencia de los edificios y facilitando que el edificio pueda adaptarse a su entorno.
Empresas como Baumit, Sto, WEBER, han desarrollado morteros que permiten sustentar acabados de piedra, cerámica u otros materiales similares.
Otra opción es la aplicación de plaquetas prefabricadas de ladrillo visto, que gracias a su bajo espesor y tamaño permite su uso en el sistema SATE y muchos tipos de diseño y motivos.
En esta misma línea se han desarrollado más tipos de acabados prefabricados, ya sean de arcilla, piedra o ladrillo, permitiendo combinaciones entre materiales y distintos patones de colocación.
El acabado árido acrílico, que consiste en aplicar una capa de revoco con áridos de diferentes tamaños para crear una textura rugosa y darle un aspecto más rústico a la fachada. Por otro lado, tenemos el acabado fratasado, que se obtiene aplicando una capa de mortero y posteriormente alisándola con una llana, lo cual proporciona un acabado liso y uniforme.
Otro tipo de acabado muy utilizado en el sistema SATE es el acabado silicato, que aporta una mayor durabilidad y resistencia, ya que se basa en la reacción del silicato de potasio con los minerales del soporte, creando una capa rígida y transpirable. En general, los acabados del sistema SATE se caracterizan por su resistencia a las inclemencias del tiempo, su durabilidad y su capacidad de aislamiento térmico.
Además, ofrecen una gran variedad de acabados estéticos, que se adaptan a los gustos y necesidades de cada proyecto. En resumen, los diferentes tipos de acabado en el sistema SATE permiten obtener fachadas con distintas texturas y aspectos, pero siempre ofreciendo una solución eficiente en términos de aislamiento y protección de la vivienda.
Otra forma de variar el acabado de un sistema SATE es mediante la modificación del propio panel aislante, creando ondulaciones u otras formas que dan volumen a la fachada.
El acabado más tradicional del SATE también se ha mejorado, aumentando la gama de texturas, efectos y patrones, imitando materiales como el metal, la madera o el hormigón.
Aunque muchas de estas nuevas técnicas presentan limitaciones, ya que no todos los aplacados y tamaños son admisibles, y tanto las juntas como los paneles aislantes necesitan cumplir unas determinadas capacidades de carga, han conseguido convertir a un sistema como el SATE en un sistema que puede tener acabado estético y con innumerables posibilidades de diseño además de ser funcional.
Contacta con nosotros si estás interesado en que te ayudemos a instalar el sistema SATE en tu vivienda y visita nuestra web.